De drogas, sexo y otros placeres (Primera parte)

Era mejor despejar dudas de una vez, bien podría estar furioso por mi demora. Saque las zapatillas de tacón y guarde todo el material empleado en la transformación, el resto de los atuendos y mi ropa de chico en la maleta. Prepare otra línea, tome una pastilla más y tomando un último suspiro de perfumado aire quite el seguro a la puerta y salí.
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Cerré la puerta tras de mí e inmediatamente pude percatarme que la música, antes capaz de hacer vibrar los cristales y espejos dentro del baño, se encontraba ahora a un nivel de volumen bastante bajo, cosa que me inquietaba un poco. ¨Tal vez se quedó dormido o se aburrió de esperar y salió a dar una vuelta¨ pensé a la vez que comenzaba a avanzar hacia la recamara. No, ese no era el estilo de Pipe: antes habría tirado la puerta del baño para ver porque demonios demoraba tanto antes que dejarme a solas más aun con la posibilidad de retractarme y escapar. ¨Como si pudiera¨ me dije con tono de derrota a mí mismo o mejor dicho, a mí misma. Era evidente que el haberme transformado en chica era la primera fase en el despojo de mi masculinidad, proceso que culminaría una vez me adentrara a la cueva de mi depredador carnal y este diera inicio a su tan deseado festín con mi cuerpo como plato principal. Avance lentamente apagando el sonido de mis tacones con el suelo alfombrado del pasillo. No podía escuchar otro sonido proveniente de la recamara más que la música casi inaudible. Si Pipe cayo dormido sería su culpa por citarme para nuestro encuentro a las 8 am, según el para aprovechar todo el día sin la presencia de sus padres que a diferencia de él, eran trabajadores honrados y si bien eran conscientes de las actividades ilícitas de su hijo, no se podrían imaginar lo que dentro de poco haría conmigo. Continúe avanzando tratando de dominar el caminar con tacones sin verme torpe y por el contrario, verme lo más femenina posible.