Yo no dejaba de pensar en eso, la verdad solo me sentía nena y con ganas de que me penetraran cuando me vestía, pero ella sacó la nena en mi aun vestido de niño, la verdad es que volvió a surgir mi parte femenina muy fuertemente y solamente quería que volviera a pasar lo que me hizo.
Pasaron los días y no habíamos hablado de lo que pasó, hasta que un día nos quedamos sólitos y nos empezamos a tocar, le acariciaba sus pezones y entonces ella empezó a acariciar los míos, y eso encendió un interruptor en mi y me empecé a mover de forma femenina, pare mi culito y movía mi cadera, obviamente ella se dio cuenta y bajó su mano a mis nalguitas redondas y yo las paraba más, ella aprovechó y me las acarició lentamente metiendo su dedito entre mis nalgas, y con la otra mano me apretó y fue cuando me dijo:
-Te gusta?
-Sí- le respondí gimiendo y haciendo mi voz muy suave- me encanta!
-que sientes?- me preguntó curiosamente
-Me siento como una nena - le respondí suavemente, escondiéndome en su cuello, esperando su reacción con un poco de vergüenza.
Ella no dijo nada pero seguía tocándome y tratando de meter su dedito en mi hoyito apretadito, entonces después de un largo momento, me dijo:
-¿Te gusta así chiquita?-la escuche con una voz muy sensual
Yo me volví loca en ese instante y asentí mi cabeza con una gran sonrisa, ¡creo que esto le gusta!
Nos seguimos besando y tocando pero parecíamos unas lesbianas, ella me hablaba como si fuera una mujer y nos tocábamos por todas partes, nos pusimos frente a frente y nos tocábamos los pezones una a la otra y nos mirábamos muy sexymente, nunca creí que me pudiera comportar tan femeninamente sin estar vestida, y menos aún ¡con mi novia! Ya no tenía vergüenza, ya era una loca, estaba muy caliente, y quería más, hasta ese instante no me había tocado mi pene, que estaba lo más erecto que podía estar, ella lo noto y me dijo que estaba más grande de lo normal, que realmente no lo tengo muy grande, de hecho me gusta que lo tengo chiquito, hasta femenino y no decir cuando no esta erecto, es muy chiquito, a lo mucho 5 cm, pero en ese instante era lo más erecto que podía estar, ella se sentía muy orgullosa de causar eso, y me la empezó a acariciar tan suavemente, pasando sus dedos sobre mi cabecita, tenía mucha lechita en la puntita, me tocaba tan suave, yo estaba en las nubes.
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